Con un poco de paciencia y un poco de ayuda de tu profesora en El Aula Azul, un estudiante de nivel A2, puede escribir un cuento como éste. Que lo disfrutéis.
La tierra de las águilas
Hace tiempo, no lejos de aquí, de hecho hoy muy cerca, más cerca de lo que pensamos, ocurrió una lucha. Una lucha del bien contra el mal. Verdad y mentiras. Y opresión de unos pocos.
La tierra de las Águilas era una tierra de increíblemente hermosas montañas y bosques, protegida al oeste por un océano abundante pero peligroso. Lleno de bestias desconocidas y devastada por tormentas. En el norte y el sur la tierra espectacular calmaba al piedemonte que fluía fuera en las llanuras. El sur era un desierto árido y seco. Y el norte era una tierra cortada profundamente con quebradas y ríos.
Las Aguilas eran orgullosas y autónomas. Se dedicaban a cuidarse mutuamente. Y defendían su nación. Ellas eran trabajadoras muy duras, utilizaban solo lo que era suyo y guardaban tantos anillos como fuera posible.
El norte era un país patético y débil. Siempre se rendían. Eran perezosos, siempre pedían a otros ayuda. Pero nunca fueron capaces de ayudarse a sí mismos. Ellos tenían miedo de las Aguilas.
El problema para las Aguilas llego desde el sur. Una tierra del mal. La tierra de los lobos.
Pero no siempre fue así. Las Aguilas fueron creadas primero. Vivían felices y en paz. Siglos más tarde, los lobos fueron creados. Ellos Vivian en el sur de la tierra de las Aguilas. Los lobos fueron creados en manadas independientes y durante cientos de años hubo paz.
Un día llego un lobo malo. Ambicioso, se hizo cargo de las llanuras. Una manada a la vez. A veces se juntaban como amigos con otras manadas. Pero sobre todo una unión fue violenta y muchos murieron. El lobo malo robo y esclavizo a sus enemigos. Todo el mundo les temía.
Por último, para completar su imperio del mal, el quería la tierra de las Aguilas. No porque él quisiera a las Aguilas, que tenía miedo de ellas, sino porque él creía en la leyenda de la espada: quien tenía la espada reinaría por toda la eternidad. Por lo tanto la quería. Además cualquier persona bajo el control de la espada debía dar todo a su dueño.
Este mal lobo no era rey. Y él no fue elegido. El tomo y robo su poder. Era un dictador.
Un día, el dictador llevo a sus lobos a la tierra de las Aguilas. Muchos de los lobos no querían. Respetaban a las Aguilas. Pero tenían miedo del dictador y sus seguidores.
Las Aguilas defendieron su casa de la montaña con valentía. Y durante mucho tiempo impidieron la invasión del lobo. Sin embargo, la pequeña nación no pudo contener el mal. Muchos fueron asesinados y muchos mas encarcelados.
Finalmente, los lobos tomaron el control de las Aguilas. Tomaron todos sus anillos. Y les obligaron a darles más y más.
Con el control de la tierra del dictador comenzó su búsqueda de la espada. Después de buscar y torturar y matar se encontraron con la espada en el corazón de la tierra. Situada en una antigua roca en una cueva en la montaña más grande.
La espada era Hermosa. Se reflejaban todos los colores del arco iris en el metal precioso. Pero en el momento en el que el dictador lobo saco la espada de la roca se convirtió en negra. El negro más oscuro del mundo. ¡Era horrible! La espada cogió todos los colores que la rodeaban. Un choque de tierras y una depresión oscura cubrieron la tierra de las Aguilas. Los lobos la dejaron lo mas rápido posible y regresaron a su tierra. Tomando la espada con ellos.
Las Aguilas, devastadas, continuaron viviendo con honor. Trabajaron duro, se hicieron cargo unas de otras y esperaron a que recibieran justicia. Pero por cada diez anillos que ganaban tenían que dar 8 a los lobos.
Esto solo hizo a los lobos más perezosa. Dormían durante el día. Solo hacían un par de horas de trabajo. Pero podían a hacerlo a causa de la productividad de las Aguilas. Utilizaron mas anillos de los que tenían y un montón mas de los que recibieron de las Aguilas.
Algo de justicia llego. Afortunadamente, la leyenda de la vida eterna para el dueño de la espada no era cierta. Y por último el dictador murió.
Aunque todavía las Aguilas estaban oprimidas, no les permitieron ser lo que eran. Y todo lo que hacían era para los lobos.
Esta historia, este cuento, de la opresión no es una historia y no ha acabado. Es la realidad, una lucha continua. Pero un día habrá terminado. Sin embargo, todavía no. Pero cuando el Aguila vuele de nuevo, volando alto, vivirán felices y comerán perdices.
Hasta ese momento van a vivir con orgullo, con dignidad. Recordando que el bien siempre gana para los que se preocupan por los otros. Y vivirán una buena vida.
Las Aguilas se levantaran de las cenizas de una nación.
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